Un hombre que ofrendó su vida a la espiritualidad
Uno de los santos más conocidos del Líbano, discípulo de la religión de San Marón. Charbel de Makhlouf fue un monje devoto, cuyos milagros le valieron la beatificación en el año de 1965 por el Papa Pablo VI y su canonización por parte de la iglesia católica en el año de 1977 por el mismo Santo Padre. De este modo, se convertiría en el primer Santo Libanés ante la Santa Sede.
San Marón, 300 A.C.
San Marón nace como un santo en Aleppo (Siria), siendo un ermitaño. Su trabajo consistía en predicar la buena fe y dar a conocer un punto de vista completamente fresco a aquel otro predominante en aquellos tiempos; aunado a estas pláticas y predicciones había una gran congregación de personas, logrando así un importante número de devotos. En esta época, inicia un cambio importante en la iglesia del Medio Oriente. La idea de San Marón, contraria a aquella de los monofisitas, predica que Jesús era Dios y humano, que sintió el dolor, el mal y la enfermedad. Por esta razón, la creencia de San Marón era compartida por una importante congregación, dándole el nombre de “maronitas”.
Los inicios de los maronitas se dan a conocer en las montañas, conducidos por Juan Marón, esto con el propósito de proteger a sus seres más cercanos de las ideologías de otras comunidades. Sus características principales son: grupo familiar y de oración, viven cerca de su iglesia. La devoción es uno de los emblemas más fuertes de esta religión. La educación es también importante para ellos, iniciándose en el campo, así como la espiritualidad, que se traduce en la oración.
Un monje milagroso
San Charbel inicia su incursión como monje maronita en el año de 1851, a la edad de 20 años. Uno de los mensajes más importantes que nos transmite es aquella de la historia de los libaneses. Desde pequeño, él cuidaba una cueva con la imagen de la virgen María (ampliamente adorada por este pueblo). Vivió en una escuela de fe, con conceptos claros dentro de su religión, obedeciendo siempre a sus superiores y decidiendo ser ermitaño. Esta elección por parte de San Charbel lo lleva a un régimen estricto. Su vida se basaba en horarios específicos de oración, siendo así que sus plegarias tomaban lugar a las 3:00 AM, 7:00 AM, 1:00 PM, etc. Se alimentaba de vegetales únicamente cultivados por él, y no mencionaba palabra salvo en misa.
Los hechos más fantásticos de este santo son sus milagros. Muchas personas han sido testigos de ellos. El más destacado fue que, pese a la fecha simbólica de su muerte (25 de Diciembre), el cuerpo de San Charbel se ha mantenido incorrupto. Días después de su fallecimiento, varios monjes comenzaron a notar que un aceite sanguinolento empezó a emanar de su tumba; una vez abierta la cripta, descubrieron a este hombre suspendido en esta agua. El cuerpo fue limpiado y trasladado; sin embargo, este hecho se volvió a repetir.
Uno de los milagros más conocidos de este monje es aquel de Nohad El Chami, una mujer libanesa paralizada por hemiplejia. Contaba con 55 años y padecía una enfermedad incurable. Una noche de enero de 1993, tuvo un sueño en el que dos monjes se acercaron a su cama, uno de ellos era San Charbel, el cual caminó hasta ella y puso sus dedos sobre su garganta, indicándole que venía a operarla, a lo que ella respondió: “No es necesario, pues los doctores ya me han dicho que no hay nada que se pueda hacer”. Aun así se dice que San Charbel procedió con esta operación, y, una vez terminada, la mujer pudo caminar. Esta visita por parte de San Marón y San Charbel ha quedado grabada en la memoria de esta mujer, pues tenía los dedos marcados sobre el cuello, donde se dice que este santo la tocó.
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